Por: Santi y Gus
En diciembre del 2021 cumplímos 30 años, ¡y sí! ya estamos en el tercer piso.
Somos consciente que decidímos emprender caminos fuera de lo común, para dos jóvenes de clase media profesional y criados en una ciudad. Siendo idealistas e inconformes, en nuestros planes no existía esa necesidad de desarrollarnos en nuestras profesiones, emplearnos y escalar en una empresa, casarse, tener hij@s, comprar un apartamento en la ciudad, comprar un carro y ser “exitoso” etc. El destino nos tenía preparado otro rumbo para nosotros.
Fuimos criados en la ciudad, Bogotá D.C, Colombia, para ser exactos, nacidos en una familia numerosa de clase media. Somos los menores de cuatro.
¿Cómo llegamos a estos caminos Ecoaldeanos?
Todo inicio con lo que Gustavo llamo un “Guayabo Existencial”, para no andar con rodeos, fue lastimosamente una crisis existencial a los 18 años que le arranco gran parte de sus sonrisas y sentido de la vida. Pero bien dice la naturaleza, que toda “mierda” es “abono” para el compost y la tierra. Esta crisis llevo a Gustavo a investigar mucho y enloquecer un poco, pues su insatisfacción, no solo era con sigo mismo sino con el mundo que lo rodeaba, la sociedad podrida, violenta y caótica en la que nos encontramos. Gracias a esta locura y en insesante busqueda de respuestas, se encontró con el movimiento Ecoaldeano y la palabra Permacultura.
Las búsquedas de Gustavo lo llevaron al evento “El llamado de la montaña”, y como era de esperarse su hermano Santiago lo acompaño. Este evento fue el principio del fin de la vida como la conocíamos. Fue un enero del año 2013, ubicados en la Aldea Feliz, de las Ecoaldeas más antiguas en Colombia. Mas de 200 personas reunidas de diferenes partes de Colombia y del mundo, desde una metodología llamada “consejo de visiones”, estuvieron reunidas al rededor de 9 consejos: Arte y cultura, Ancestralidad, Asentamientos y Ecoaldeas, Movimientos sociales, Economía solidaria, educación, niños y niñas, jóvenes, ecología y permacultura. En cada uno de estos consejos, se realizaban talleres y actividades simultaneas, en total, era como si estuvieses en 9 eventos diferentes en simultáneo en un solo encuentro, fue una gran amplia gama de conocimientos y saberes novedosos para nosotros en aquella época, juntando redes y experiencias diversas que era inevitable que no te moviera la mente, el cuerpo y el corazón. ¡LA VIDA!
Este evento fue el inicio de un viaje que elegimos adoptar como nuestro nuevo estilo de vida.
Fue tanto lo que nos dejo que ahora hoy nos consideramos “Hijos del Llamado”. Luego de salir de este evento, pasaron dos años intensos de mucho movimiento pluridiverso y multicultural, realizando talleres de todo lo que pasaba por nuestros ojos y nos interesaba, terminamos entrando en un movimiento llamado Eco-revolución Bogotá. Había sido tanto la influencia de este evento sobre nuestras mentes y corazones inquietos, que una de nuestras primeras acciones luego de llegar del llamado a la ciudad, fue con un impulso nacido de toda estas nuevas consciencias y vitalidades, fuimos un miércoles cualquiera en la mañana a preguntar en la Alcaldía local del barrio ¿que estaban haciendo por el ambiente? ¿Qué programas tenían y cómo poder vincularse?, cosa que realmente, pocas personas pueden llegar hacer en las urbes, donde la cultura política es demasiado baja. con el tiempo, terminamos gestionando eventos de transformación Eco-social junto con la alcaldía local.
Luego de este movimiento intenso en la ciudad, Santiago igualmente influenciado por las ideas Ecoaldeanas e inquieto por la Permacultura, luego de graduarse de la Universidad como Ingeniero ambiental, su siguiente objetivo era salir lo más pronto de la ciudad y encontrar un espacio en el campo donde pudiese practicar la agricultura para autoabastecerse y producir alimento sin transgenicos ni agrotóxicos. A los dos años salió una oportunidad en el campo, Santiago fue a un evento llamado “campamento que de reinserción al campo” en la Ecoaldea Villa Ecológica Proyecto Gaia, en las hermosas montañas de Boyacá, pueblo de Santa Sofía, a 30 min de Villa de Leyva y a 4 horas de Bogotá, Colombia.
Santiago se encontró con un regalo maravilloso, una oportunidad muy interesante de trabajo y aprendizaje. Él fue el primero en aceptar un acuerdo de “BANCO DE TIEMPO”, propuesta de economía solidaria, un experimento “diferente” de asociatividad, y que en últimas, resultó funcionando.
La propuesta de los fundadores de la aldea era especial; Querían que personas como nosotros, que soñábamos con tener un lote como este pero no teníamos el dinero ni un trabajo estable, lográramos acceder a la tierra y vivir en una ecoaldea.
Así que le dijeron a Santiago; “Puede laborar durante 12 mil horas; ayudando a construir y servir en lo que haya que hacer y luego de terminado este tiempo le escrituramos un lote en la aldea… puede quedarse viviendo en carpa junto a los voluntarios y personas que viven aquí, tendrá el alimento y cocina a disposición en su estancia”, dicho y hecho, a los 23 años, con una mentalidad aún muy joven, Santi lo acepto. Pasaron 6 meses hasta que Gustavo se graduó de la universidad como diseñador gráfico, duro a penas un mes en Bogotá, se compro un portátil y arranco con una carpa a vivir esta experiencia junto a su hermano. Ahora, lo que iban a ser 12 mil horas de trabajo para una sola persona, se recortaban a 6 mil horas por persona.
A cuento corto, Pasaron aproximadamente 3 años y sumamos 12 mil horas de trabajo.
Destinados a vivir en carpas y luego en yurta durante este tiempo. ¡Lo logramos! más allá de toda expectativa y duda, nos escrituraron un pedazo de tierra en la aldea, 500 mtr2 para ser exactos, y el derecho nato de nombrarse co-propietarios de la Aldea.
Pero el viaje aún no terminaba aquí, a nuestros 26 años, y luego de pasar montón de experiencias y aprendizajes únicos (que en otra oportunidad les contaremos), ya éramos dueños de un lote, una yurta y una carpa. Teníamos muy poca experiencia en lo que significaba conseguir dinero y sus dinámicas, el valor de nuestro trabajo traducido a dinero, ahora nos enfrentábamos de cara a la realidad del mundo y su sistema capitalista, a la realidad que al laborar como obrero en Colombia no puedes ganar más del mínimo, que necesitábamos encontrar otras entradas y conseguir “Lukas” (dinero), como dicen por aquí en Colombia , para iniciar el próximo paso: una casa.
Con algo de inocencia y un poco de afán por una necesidad de refugio y sobrevivencia (créanos, luego de vivir mucho tiempo en carpas, lo último que querrás en la vida será seguir viviendo así. Las paredes y un buen techo son protección y se traducen en salud). En esos momentos, no pensábamos así, pero la aventura del momento y la austeridad elegida, te enseña a valorar lo que significa tener una vivienda, y valga la redundancia, una vivienda cómoda y saludable.
Fue todo un proceso de transición, un poco caótico también y de mucha confusión.
Cocina Domo temporal realizada con tubos de electricidad y cubierta en plastico transparente, luego le agregamos polisombra, pues el calor a veces se hacia insoportable.
Cuarto temporal a la izquierda de Santi, luego lo recubrimos con lonas de plástico – a la derecha la Yurta (tienda de campaña transitoria de origen Mongol) de Gus.
Luego de un proceso de trabajo sin parar, ayudas de la familia, amigos y de mis padres…con mucha constancia, perseverancia, paciencia y algo de suerte… ¡lo logramos!, pasaron tres años y medio después pero auto-construimos nuestra primera casa en Bioconstrucción desde la extenuante cosecha de la guadua, la cimentación, la estructura, el techo. hasta la hechura del barro y la pintura natural, lo hicimos, gracias a toda la experiencia obtenida en nuestra labor como “Bio-Rusos” en la Aldea, ¡lo hicimos!. Fue un proceso lento, largo y de mucha paciencia.
Pero aquí estamos, aunque debo confesar que en un principio no lo soñamos con ansias, pues nuestro foco en principio era solamente salir de la ciudad y sembrar, la vida nos pidió tener un refugio y muy claro!. Ahora, luego de siete años en la aldea, acabamos de cumplir 30 años y contamos con un lote y una casa en el campo dentro de una Ecoaldea. (Es tan fácil escribirlo jajaja).
Desde el 2018 iniciamos la obra del Salon Social
2023 actualidad
Y aquí estamos, luego de esta experiencia de siete años resumida en 1.003 palabras (¡casi exacto 1.000!). FIN.
Inspirar, agitar, educar y organizarnos en un movimiento civil eco-alfabetizado en pro a una transición al campo sustentable. Co-creando habitats humanos inteligentes, biomiméticos, abundantes y regenerativos, que vivan en armonía con la tierra y con la gente, conectadas a un “propósito en tribu” individual y colectivo.
Nuestro aporte: Facilitar espacios de aprendizaje transformativo permacultural, Bioconstruyendo hogares, Cultivando agroflorestas y haciendolo en comunidad.
Somos Impulsores de un proyecto colectivo con corazón.
Te invitamos a mirar el proceso de construcción de la Casa Mellos en este video de 40 min donde encontrarás el paso a paso de construcción, presenciando las maravillosas experiencias durante de la obra. 😀
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Cuentan la experiencia de la Ecoaldea Villa Ecológica Proyecto Gaia, donde vivimos, y la historia de alguno de sus integrantes. Articulo escrito por el Cartel Urbano, periodismo callejero y cultura alternativa.
¡Un pasito a la vez! Antes de dar el salto hacia el campo, ten presente estos puntos y aprende de nuestros errores. Sobre el campo, la naturaleza, la dimensión social y mentalidad.
Muestra con orgullo tu futuro proyecto en el campo. Implementa los principios y elementos esenciales que debe tener cualquier proyecto rural si desea llamarse "ecológico".